Cada minuto compartido en el maravilloso encuentro de danzar la vida, es una oportunidad de crecimiento, de reflexión, de descubrir y de conectar con lo primordial, en un movimiento de reconexión, de enraizamiento con la tierra sintiendo las raíces, en ese florecer de la semilla que brota, crece y llena de sabiduría alza sus ramas al viento como brazos extensos, en una danza de agradecimiento por los dones recibidos.
Hermosa tu manera de poner palabras a las vivencias que pueden experimentarse en Biodanza… Y sí, como tú creo que cuando no hay más que decir.. No hay que llenar el silencio y basta un sin más.
Gracias Isabel por compartir en este espacio.
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Gracias a ti por leerme y comentar ❤️
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